Disfruto respondiendo que se trata de una amistad con ventaja, de recaídas o calenturas, pero nada serio. Porque está mal visto enamorarse, porque para hablar de amor ya no quedan palabras ni conceptos que no parezcan vulgares. Entonces es mejor no amar o creerlo por un rato y dedicarse a hacer cuestionarios para descubrir cómo es mi hombre ideal. Obviamente no eres tú.
No estoy arrepentido. Siento vergüenza, vergüenza de no haberme atrevido a follármelo de verdad o a decirle que no podía pasar nada entre nosotros, porque claro él me dijo que entre nosotros no podía pasar nada porque el estaba ocupado. Porque yo a veces soy desubicado. Y yo sumisa hice caso.
Y te apareciste esa noche, mientras yo estaba embriagándome porque no llegaba ningún chico. Y luego vienen las recaídas, los manoseos en las piernas, las miradas cuando vemos la película de la noche entre cervezas que tú me servías porque yo no sé servir alcohol sin que se me llene de espuma el vaso. Ambos hablamos de la transgresión de ser maricones, conversamos de ano y semen mientras comemos papas fritas, mientras yo te dejo a ti porque comes más, y lo hacemos porque nos creemos malas, sin límites cuando la noche avanza y no hacemos nada más que mirarnos por un rato a los ojos y reírnos de las lesbianas.
Y más que la mano tuya en mi entrepierna recuerdo la mía en tu abdomen redondeado diciéndote que cómo mantenías esa barriga de chelero y luego los silencios esos incómodos pero que yo interpreto como maravillosos porque los silencios siempre son místicos.
En realidad no me cuenta nada de su relación, ésa que lleva su tiempo, ésa de verdad porque lo nuestro es sólo una ilusión maraca. Me gustaría aconsejarlo sobre amor mientras dormimos como dos lesbianas que parecen gatitos, como dos pasivas, como si tuviéramos sexo con ropita, etc.
Y me gusta quedarme con ganas de decírtelo todo y me acostumbro a callar.Mis amigas me preguntan si me gusta. Yo digo que no, porque no me gustas, porque si hago una lista de las cosas que me gustan de ti gana la columna de las cosas malas (tu barriga, tu ranciedad, tu silencio, tu anarquismo al peo…). Pero cuando llego a casa hago trampa y agrego datos a la columna de las cosas buenas que te encuentro y ahí me gustas más.